Recomendaciones teológicas para Año Nuevo.

Lecturas propuestas por el equipo.

Las últimas semanas del año están llenas de mucha reflexión y meditación. Algunos comparten memorias, otros realizan votos y plegarias, unos más atrevidos dejan su suerte a la ropa interior que visten y, sin duda, los más decididos se plantean propósitos para el año porvenir. A éstos últimos escribimos el día de hoy.

Tomar la vuelta al sol como una oportunidad para realizar un cambio en nuestras vidas no es algo pecaminoso. Por el contrario, puede ser un motivador de la Providencia del Señor para que comencemos con mejores hábitos para nuestra salud, busquemos nuevos retos y desafíos, o incluso encontremos algo -o quizás a alguien- que de un giro a la vida. No obstante, quisiera enfocarme particularmente en aquellos que se proponen leer. Las razones de esto son sencillas. [1] Están leyendo estos párrafos, lo que indica que leen y [2] siempre es bueno dedicar unas horas al día a enriquecer la mente con una dosis de lectura.

Así, aprovechando ambas conexiones -propósitos de año nuevo y… la lectura-, en este último artículo del año, hemos resuelto como equipo el compartirles nuestras personales recomendaciones de lectura. Claro está, estos libros jamás sustituirán la Escritura y, ésta siempre debe ser el pináculo, centro y fuente de toda nuestro conocimiento. No obstante, aquellos que desean crecer en el pensamiento teológico, filosófico, ser exhortados y animados por un gran testimonio o disfrutar una muy buena novela, encontrarán aquí a un grupo de amigos y hermanos que recomendamos estos libros para este año porvenir.

Tratados teológicos.

Discursos sobre el Milenio e Israel, por Pieter Twisck, James Lowry y Cecil Lowry. Esta obra es una crítica sólida, fácil de comprender y, no obstante, profunda sobre la postura dispensacional y sus implicaciones sobre los últimos tiempos. En este tratado, los Lowry presentan particularmente la necesidad de que comprendamos que el Estado moderno de Israel no tiene relación alguna con el pueblo étnico de Israel, no mencionemos el Israel del Antiguo Testamento o incluso el «Israel de Dios» que describe San Pablo en Gálatas. A opinión de un servidor, una muy buena obra introductoria para aquellos que quieren conocer los problemas eclesiológicos y escatológicos de la postura dispensacional. 

La mortificación del pecado, por John Owen. Uno de los libros más conocidos de Owen y, quizás el más recomendado -pues la doctrina de la justificación y su comentario a Hebreos no han tenido la fama que, sin dudas merecen-. En los párrafos de este tratado sobre hamartiología -la doctrina del pecado-, John Owen enlista cómo vive el pecado en el creyente si éste ya ha sido regenerado, su potencial poder para destruir el alma aún del que ya cree y los pasos necesarios para obtener victoria sobre el pecado mismo. Si alguno está lidiando con el pecado -es decir, todos- o conoce a alguien cercano a quien puede aconsejar de palabra sobre el pecado -es decir, ¡todos!-, este libro es un indispensable para el ciclo de lectura por comenzar.

Los residuos del pecado en el creyente, por John Owen. Algún lector de John Owen podría confirmar conmigo que este libro puede ser bien un apéndice de La mortificación del pecado, puesto que, en éste, Owen lidia con el poder del pecado y la tentación en aquellos que ya han mortificado su pecado. Esto es, aquellos que ya no batallan con algún pecado que sigue volviendo, pero que claramente siguen siendo tentados al respecto. Una exposición clara de Romanos 7:23 donde se nos enseña que el cuerpo del creyente, aún al día de hoy, lucha con la ley del pecado. Todos aquellos que deseen aniquilar sus pensamientos de pecado harán bien en leer un poco más de John Owen y ver cómo es que él lidió con sus dificultades, quizás algún consejo nos sirva a nosotros.  

La Gloria de Cristo, por John Owen. Lo sé, a este punto sería mejor decir «lean cada libro escrito por John Owen» pero, [1] no es la idea y [2] no fui el único que recomendó libros en esta serie. No obstante, volviendo a nuestra obra, La Gloria de Cristo es un tratado particular acerca de cómo la creación, la historia, el Evangelio, la naturaleza humana y muchos otros elementos sirven como catapulta para exaltar las virtudes y perfecciones del Señor Jesucristo, su Obra y sus Oficios en la tierra y en los cielos. Quien quiera meditar en los oficios de nuestro Señor y saber honrarlo por ello, este libro es el indicado. 

La oración, por Timothy Keller. Un autor sumamente controversial para todos es Tim Keller. Siendo muy liberal para las corrientes más bautistas y conservadoras, y muy conservador para los teólogos liberales, Dios permitió que Timothy, ministro presbiteriano, fuese una puerta para que muchas personas se introdujeran en las doctrinas de la Gracia -o, la fe reformada, como lo solemos llamar-. La oración es una de esas obras que demuestran lo que digo acerca de su vida. Un conservador hallará muy liberal esta obra dado su particular atención a la perspectiva y la emoción en el papel del ruego a Dios, mientras que los liberales podrían pasarla como otro libro de los reformados, pues abraza tradiciones que uno no esperaría hallar en un libro como éste. Sin lugar a dudas, una fuerte recomendación para aquellos que buscan ánimos para orar, ejemplo testimonial de alguien que oró o, que como los santos apóstoles pedían, alguien que pide «enséñenme a orar».  

El significado del matrimonio, por Timothy Keller. Un libro de teología en el matrimonio es fundamental para el cristiano. Ya sea que sea soltero -pues buscará casarse-, esté comprometido -pues está pronto a casarse- o casado -pues ya cumple su ministerio como cónyuge-, leer sobre la institución más antigua de toda la humanidad es siempre edificante. En este caso, Tim Keller -y su esposa Kathy- escribieron un fantástico libro que cubre cada aspecto vivencial del matrimonio, de forma que uno puede ver al Evangelio mismo aflorando entre los testimonios, principios y exposiciones de este texto. Un libro que no dudo que volveré a leer pronto, muy pronto.

La predicación, por Timothy Keller. Los que me conocen, saben lo controversial que puedo llegar a ser y, con el temor a que llegue a serlo, considero a La predicación como el Magnum Opus -la «obra maestra»- de Keller en sus años como ministro. En esta, Tim Keller expone con sencillez y profundidad al mismo tiempo, las verdades que componen a un predicador reformado. Timothy era un fiel discípulo de la escuela de interpretación cristocéntrica, esto es, aquella que enseña que Cristo está presente en todas las Escrituras -contrario a la escuela cristotélica, que enseña que Cristo está apuntado o referenciado en todas las Escrituras- y las páginas de este libro representan una defensa -no académica, cierto es- de esta postura. A los predicadores y maestros, éste libro es un requisito. A los miembros y laicos, éste libro es una guía para saber evaluar a sus pastores y maestros, confirmando que prediquen a Cristo solo, Cristo siempre.

La oración, por John Bunyan. Breve pero conciso. John Bunyan escribió este discurso sobre la oración a modo de protesta de las colectas y rezos de la Iglesia de Inglaterra. Si bien, no podemos condenar a nuestros hermanos anglicanos por rezar o elevar colectivamente oraciones previamente escritas, Bunyan tiene un muy acertado punto al demostrar que la verdadera oración es movida por el Espíritu Santo y es, ante todas las cosas sincera y abierta delante de Dios, algo que solo se consigue de rodillas y entregando el corazón delante de Dios. Una lectura recomendada para todos aquellos que de vez en cuando visitamos la tradición, como un recordatorio de que Dios instituyó y levantó un orden perfecto e histórico, pero busca y se relaciona con hombres de carne y hueso.

Escogidos por Dios, por R. C. Sproul. Un clásico moderno en el ámbito de la teología reformada, esta obra aborda con claridad y profundidad el tema de la predestinación y la soberanía divina en la salvación. Sproul examina cuestiones clave como el llamado «libre albedrío», la elección divina y la gracia irresistible, respondiendo a las dudas más comunes de los creyentes. El profundamente entendible enfoque que R. C.  ponía a todas sus lecciones -y este libro no es la excepción- permite que esta lectura sea imprescindible para quienes buscan entender cómo la doctrina de la elección divina -o la predestinación- se fundamenta en la Escritura y en la historia de la Iglesia. Ideal tanto para estudiantes de teología como para cristianos que buscan fortalecer su fe en la soberanía de Dios.

Solamente por Gracia, por Charles H. Spurgeon. Sería muy difícil hablar de teología sin mencionar al príncipe. Spurgeon ofrece en este libro un profundo y conmovedor testimonio de la gracia de Dios. Esta obra se centra en el mensaje central del evangelio: que la salvación es un regalo inmerecido de Dios, accesible únicamente por Su Gracia. En sus páginas, Spurgeon desafía al lector a confiar plenamente en Cristo, dejando de lado cualquier confianza en méritos humanos y aún en la misma idea que el cristiano puede hacerse al estar en la iglesia. Sus ilustraciones únicas -de nuevo, quien ya haya leído a Spurgeon sabe de lo que hablo- y su estilo apasionado hacen de esta lectura un aliento para quienes desean deleitarse en la bondad y suficiencia de la gracia divina. Una lectura más que recomendada para aquellos que dudan de su fe o que buscan fortalecerla en nuestro Señor.

Los cuatro amores, por C. S. Lewis. En esta obra, el mítico autor británico C. S. Lewis explora las distintas caras del amor humano: afecto, amistad, eros y caridad, relacionándolos con la experiencia cristiana. Con su habitual capacidad para conectar con el lector a través de imágenes y pensamientos claros, Lewis muestra cómo cada tipo de amor puede reflejar el Amor de nuestro Dios. No se trata únicamente de un tratado filosófico, sino de una invitación a reflexionar sobre nuestras relaciones y prioridades, mientras se observa que el simple hecho de amar es honrar a Dios, quien nos ha transmitido tan gloriosa virtud. Ideal para quienes buscan una perspectiva cristiana profunda y práctica sobre el amor en todas sus formas, esta obra es, en palabras de mi hermano Emiliano, una joya de sabiduría y belleza literaria.

Teologías sistemáticas.

El conocimiento del Dios Santo, por J. I. Packer. La obra teológica por excelencia. No existe la teología sin Dios en el centro de ésta y, la forma en que Packer toma la pluma para mostrarnos la centralidad de Dios dentro del estudio académico es esencial para todos los que desean aventurarse en este mundo de plumas y papeles. Sin lugar a dudas, aunque muchos lo catalogarían como un tratado teológico -de Teología Propia- antes que una teología sistemática, pienso que merece la mención honorífica aquí como tal, puesto que es, a mi personal opinión, la mejor introducción a la teología -como campo de estudio- que se ha escrito hasta hoy. 

Mero cristianismo, por C. S. Lewis. La obra apologética por excelencia -al menos para los que aman a Lewis-. Aquí se presenta una defensa racional de la fe, accesible tanto para creyentes como para escépticos. A través de un lenguaje claro y ejemplos cotidianos, Lewis explica las bases del cristianismo y su relevancia para la vida moderna. Dividido en cuatro partes, el libro aborda temas como la moralidad natural, la fe en Cristo y la esencia de la vida cristiana. Ideal para quienes buscan una introducción sólida a la fe cristiana desde un enfoque lógico y accesible y, si me lo permiten aún, una pincelada para aquellos que decidan incursionar en la filosofía cristiana.

Teología Sistemática, por Wayne Grudem. La teología más conocida por cualquier estudiante de seminario. Esta obra monumental ofrece una exposición clara y práctica de las doctrinas cristianas. Grudem presenta cada tema con base en las Escrituras, mientras responde a preguntas contemporáneas con sensibilidad pastoral. Desde la naturaleza de Dios hasta la escatología, esta obra es una guía integral para estudiantes de teología, pastores y aún creyentes de a pie que buscan una comprensión estructurada de la fe. Su enfoque metódico y lenguaje sencillo lo convierten en un recurso esencial para profundizar en las verdades fundamentales del cristianismo. Si alguno busca una primera teología sistemática, Grudem es la opción definitiva.

Teología Sistemática, por Louis Berkhof. Si alguien ya leyó a Grudem o cree que está listo para un reto más elevado al leer sobre teología, Louis Berkhof puede ser una recomendación más válida. Considerado un pilar de la teología reformada entre los seminarios más conservadores, Berkhof aborda de manera exhaustiva las doctrinas centrales de la fe cristiana. Su enfoque riguroso y académico combina precisión exegética con una profunda reflexión teológica, explorando temas como la Trinidad, la redención y la Iglesia. Aunque denso, aún puede considerarse accesible para estudiantes dedicados y pastores que buscan un recurso confiable y profundo. Una obra clave para cualquier biblioteca teológica que ya tenga una teología introductoria.

Institución de la religión cristiana, por Juan Calvino. Hablar de teología reformada sin hablar de Juan Calvino es prácticamente un crimen. Y hablar de teología sistemática sin citar La Institución es uno aún más grave. Una de las obras más influyentes de la teología reformada, la magna opus de Calvino no solo estableció las bases teológicas del movimiento reformado, sino que también definió su enfoque pastoral y su visión de la vida cristiana. Escrito en un contexto de fervor religioso y político, La Institución ha sido una guía tanto para líderes como para creyentes, ofreciendo una defensa clara y sistemática de las doctrinas reformadas. Su legado trasciende los siglos, inspirando generaciones de teólogos y consolidando su lugar como un recurso fundamental para entender la teología verdaderamente cristiana -pues recordemos que fue escrita en medio del periodo de la Reforma Protestante-, la soberanía de Dios y la centralidad de las Escrituras en la vida cristiana. Un texto imprescindible para quienes buscan comprender, como dice el título, la institución de la religión cristiana. Eso si, la lectura es un poco menos simple que la de Grudem y Berkhof. Es recomendable empezar por éstas antes de abordar la que quizás sirve de columna para el pensamiento teológico desde su publicación y hasta nuestros días.

Cristología, por John Owen. Nos encontramos con un libro que vive una caso similar al de Packer, no son teologías sistemáticas perse. No obstante, en este tratado, Owen profundiza en la persona y obra de Cristo, resaltando su divinidad y humanidad perfectas. A través de una exposición bíblica detallada, el puritano explora la mediación de Cristo, su papel como Salvador y su exaltación como Rey. Owen combina una rigurosa teología con aplicaciones prácticas, invitando al lector a adorar a Cristo de manera más profunda y consciente en cada uno de sus oficios y por cada una de sus Obras. Para alguien que ha leído un par de teologías sistemáticas, ningún capítulo sobre Cristo ha llegado a la altura de la pluma de Owen. Ideal para quienes desean un estudio más detallado y práctico sobre el centro de la fe cristiana: Jesucristo.

La Tentación, por John Owen. El mejor libro de hamartiología -por sí solo- que pueda haber. Aquí el lector puede hallar una exposición magistral sobre la naturaleza, el poder y las sutilezas de la tentación. Basado en una comprensión profunda de las Escrituras, Owen no solo describe cómo opera la tentación en la vida del creyente, sino que también ofrece estrategias prácticas y espirituales para resistirla. Su análisis detallado de textos clave como Mateo 26:41 lo convierte en un recurso esencial para cualquier cristiano que desee crecer en santidad y discernimiento. Un libro imprescindible para la lucha diaria contra el pecado y la búsqueda de la victoria espiritual, aunque añadido aquí por la misma razón que los demás, los capítulos de las teología sistemáticas no entran en tantos detalles como éste.

Una Teología Puritana, por Joel Beeke y Mark Jones. Una obra monumental que recoge el rico legado doctrinal y devocional de los puritanos. Beeke y Jones presentan una teología sistemática construida a partir de los escritos y sermones de los grandes teólogos puritanos, explorando temas como la Trinidad, la redención, la santificación y la vida eterna. Más que un simple compendio, esta obra destaca la profundidad espiritual, el enfoque pastoral y el compromiso bíblico que caracterizaron al movimiento puritano. Ideal para teólogos, pastores y creyentes que buscan una comprensión más completa y devocional de la teología reformada a través de la pluma de los radicales puritanos del s. XVII y XVIII. Mi amado hermano Patricio, cuando lo leyó, no dejaba de citarlo y recomendármelo. Será buena hora de que todos lo consideremos en este año de lectura.

Cuentos y novelas.

El progreso del peregrino, por John Bunyan. La aclamada historia de Cristiano y su travesía por el Camino para llegar al Reino Celestial es un ‘must read’ para todo creyente. Esta cautivadora alegoría del caminar cristiano por el mundo combina un profundo simbolismo espiritual con un relato lleno de aventuras y desafíos. A través de personajes como la Desesperación y el Señor de la Casa, Bunyan ilustra las luchas, tentaciones y victorias que enfrenta todo creyente en su jornada hacia la eternidad. Una obra inmortal que inspira y fortalece la fe con cada capítulo, página, párrafo y diálogo. No por nada es una de las novelas que, desde su publicación en 1678, jamás ha estado fuera de circulación. Y, aunque hay películas y series que adaptan esta narrativa, quienes lo han leído me sostendrán en que nada ha igualado hasta hoy las profundidades teológicas preciosas que uno halla al leer este magnífico libro.

Las Crónicas de Narnia, por C. S. Lewis. Cuando uno escucha -o lee- este título, lo primero que piensa puede ser en Aslan, Peter, Susan, Edmund y la pequeña Lucy -a quien Lewis dedica su obra-. No obstante, siete son los libros donde Clive nos lleva por escenarios místicos y llenos de aventuras por descubrir. Aunque muchos piensan en estos libros como cuentos infantiles, rápidamente uno se dará cuenta de que son todo excepto simples cuentos infantiles -recordemos que es C. S. Lewis quien escribe, ¿cuándo escribió con simpleza?-. Cada una de las siete historias de las Crónicas nos lleva por verdades profundas del Evangelio y la virtud cristiana. El lector se beneficiará de todas las fortalezas que se pueden recoger de la pluma de Lweis en una sola sentada pues, será entretenido por su narrativa, maravillado por sus descripciones fantásticas, intrigado por la profundidad de su trama, edificado por la verdad reflejada en la historia y conmovido por ver el Evangelio a través de las páginas.

El Señor de los anillos, por J. R. R. Tolkien. Una de las obras maestras de la literatura fantástica, esta épica trilogía no solo es un relato de aventuras heroicas, sino también una profunda exploración de la amistad, el sacrificio y la lucha contra la oscuridad. A través del viaje de Frodo y la Comunidad del Anillo, Tolkien, un cristiano devoto, entreteje verdades espirituales y morales en un mundo rico en mitología e historia. Su narrativa poderosa y su simbolismo atemporal han convertido a esta obra en un referente tanto literario como espiritual. El cristiano encontrará en sus páginas una épica batalla entre lo virtuoso y lo inmoral. Sin lugar a dudas, una recomendación para todos los que amamos las historias medievales y míticas, pero igualmente para los que deseamos ver el Evangelio dentro de esa misma historia.

Cartas del diablo a su sobrino, por C. S. Lewis. Siguiendo con más libros de los inklings, las Cartas son una obra única en su género, presentando misivas ficticias de Screwtape, un demonio experimentado, a su sobrino Wormwood, un demonio novato, mientras intenta desviar a un cristiano de su fe. Con ingenio, sabiduría y una profunda comprensión de la naturaleza humana, Lewis expone las estrategias del enemigo y las debilidades que enfrentan los creyentes en su caminar. A la vez cautivador y desafiante, este libro invita a los lectores a reflexionar sobre su vida espiritual y a fortalecer su relación con Dios. Un clásico imprescindible para todos los que desean entender mejor las tácticas del adversario mientras disfrutan de la narrativa de Lewis. A estas alturas, será más fácil decir que todo aquello que tenga a C. S. Lewis en la portada es digno de una lectura.

Testimonios.

La cruz y el puñal, por David Wilkerson. Este libro inspirador narra la historia real de cómo un pastor rural de Pensilvania se sintió llamado por Dios a ministrar a los pandilleros y drogadictos en las calles de Nueva York, cuando las gangs y pandillas de los Estados Unidos eran el peligro heredado de las mafias post-guerra, volviéndose un suicidio el siquiera atreverse a visitarlos. David Wilkerson relata su encuentro con figuras como Nicky Cruz y cómo el poder transformador del Evangelio cambió vidas marcadas por la violencia y la desesperación. Más que una mera historia, esta obra es un testimonio del poder de la fe y la obediencia a Dios. Un libro que desafía a los cristianos a actuar con valentía y compasión frente a cualquier circunstancia visible.

Radical, por David Platt. En este impactante testimonio personal, David Platt relata cómo su propia vida y ministerio fueron transformados al confrontar las cómodas suposiciones del cristianismo occidental. A través de experiencias directas en contextos de pobreza extrema, iglesias subterráneas y misiones internacionales, Platt muestra cómo vivir de manera radical -esto es, de raíz- para Cristo implica un compromiso total con Su llamado. Este libro no solo desafía a los creyentes a reconsiderar sus prioridades, sino que también invita a una fe vivida con valentía, sacrificio y un propósito eterno. Una obra que inspira a tomar acción y abrazar un discipulado auténtico.

Torturado por Cristo, por Richard Wurmbrand. Un relato profundamente conmovedor. Aquí se cuenta la experiencia del pastor Richard Wurmbrand, quien sufrió años de prisión y tortura bajo el régimen comunista en Rumanía por su fe en Cristo. Con una mezcla de dolor, esperanza y valentía, Wurmbrand narra cómo él y otros cristianos enfrentaron la persecución con amor y oración, incluso por sus torturadores. Este testimonio no solo inspira, sino que también recuerda la importancia de orar por los cristianos perseguidos en todo el mundo. Una lectura esencial para quienes desean comprender el costo del discipulado.

Epílogo.

No quisiera terminar el artículo sin antes dirigir unas últimas palabras para ustedes.

Este año 2024 fue el año en que más actividad ha visto Teología Para Todos, al menos en términos del que escribe. Con un contador de cuarenta artículos y más de cien mil palabras en este sitio, un libro en arreglos finales y otro más escribiéndose, varios temas teológicos tocados y aún muchos más proyectos en el porvenir, Dios me ha obsequiado -junto a mis hermanos Patricio y Emiliano- más de lo que podría pedirle a Él para este proyecto. Poco a poco hemos visto como Dios ha transformado a este espacio, de una videollamada cada viernes por la tarde a una agrupación de estudio y promoción de las Doctrinas de la Fe Cristiana. Dios ha sido Bueno.

Sin embargo, este logro que hoy agradecemos a Dios delante de ustedes tampoco sería posible sin sus visitas, sus comentarios en persona y por medios electrónicos, sus respuestas a nuestras solicitudes, el ánimo en general que se percibe cada sábado por la mañana al abrir los artículos, y la muy conmovedora cantidad de personas que, semana tras semana, escuchamos que Dios las ha bendecido con el contenido que Él nos permite compartir con ustedes. Es un honor y un privilegio servir al Cuerpo de Cristo con el tintero y, mientras Dios lo siga permitiendo, seguiremos trabajando en promover la fe académica y práctica por este medio.

De hecho, es mi personal oración a Dios que haya aún más teología por escribirse en este año que nos espera -si el Señor nos da vida (Stg. 4:15)-, así como más teólogos en formación, más estudiantes de las Escrituras, más evangelistas de pluma y de voz, más hermanos que se interesan por lo de Dios, más aprendices, más discípulos. Porque, por más compleja e inescrutable que puede ser la labor de comprender al Dios infinito (Ro. 11:33), tenemos la mente de Cristo (1 Co. 2:16), por lo que la teología es, en verdad, para todos.

Si Dios lo concede, nos veremos el próximo sábado -el primero del 2025- para continuar nuestras series que tenemos vigentes, así como comenzar otras más que añadiremos, siempre recordando y animándonos con las palabras del apóstol San Pablo: «ya sea que coman, que beban, o que hagan cualquier otra cosa… [incluyendo Teología Para Todos], háganlo todo para la gloria de Dios» (1 Co. 10:31).

En Cristo,

A Dios sea la Gloria.

Alfonso I. Martínez

Estudiado en TMAI, maestro dominical y escritor académico y de ocio, Poncho decidió fundar el ministerio de "Teología Para Todos" como una apertura e introducción de la teología académica para la comunidad laica de habla hispana, sosteniendo que ésta es esencial para el cristiano que desea conocer a Dios. Se dice discípulo de John Owen.

https://twitter.com/alfonso_ima
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