Teología Para Todos

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Sobre los (no tan) “iluminados”.

Una introducción a las teorías conspirativas.

Hay personas que hoy corren por las calles con gorros de papel aluminio, creyendo que los marcianos llegaron, y no precisamente a bailar, sino a controlar secretamente los hilos del poder. Otros asumen que hay hermandades secretas que manejan al mundo, que un juego de cartas influye socialmente en todos los eventos en el planeta, que hay una raza extraterrestre de humanos-reptil o que una cadena americana de televisión se coordina con fuerzas cósmicas para conocer los eventos del futuro y poder transmitirlos como si los profetizara. A raíz del crecimiento de estas conspiraciones -principalmente gracias a plataformas sociales-, muchos se han percatado del constante riesgo en el que la Iglesia se encuentra hoy, amenazada por los grupos de poder que aquí se mencionan y que conspiran para tiránicamente sofocar finalmente a la iglesia con algún golpe final. No obstante, ¿será cierto todo esto?

Primeramente, quisiera aclarar que no hay grupos secretos gobernando el mundo. Hay un grupo de billonarios que ama tomarse fotos en las Naciones Unidas y que abiertamente gobierna al mundo con su capital -¿a quién engañamos?-. Es decir, puede que haya hermandades secretas, que se haya descubierto vida en otros planetas y que el tarot o las cartas illuminati realmente han logrado coincidir con eventos presentes, pero lo que es innegable es que, hoy día pocos son los que quieren ocultar que se encuentran manejando el poder, y lo único que han demostrado no es que desean que todos vivamos en la Oceanía de Orwell, pero sí que ellos puedan mantener su poder político y económico, como los hombres pecadores que son (1 Ti. 6:10 cp. Dt. 16:19; Jue. 17:10-11; Is. 1:23; Ez. 13:19; Tit. 1:11).

Pese a todo lo anterior, sí que hay peligros latentes que la iglesia enfrenta. Aunque podemos descartar nueve de cada diez teorías conspirativas, hay unas que definitivamente ya han perdido todo rango de teorías, pues son hechos demostrados. Quiero decir, Satanás mismo le enseñó a Cristo «los reinos del mundo y la gloria de ellos» implicando que algo de influencia y control tiene sobre éstos (Mt. 4:8 cp. Mt. 16:26; Dn. 4:30). En este artículo, entonces, me gustaría que veamos algunos de los peligros latentes en los que la iglesia se encuentra, amenazada por los grupos de poder. Aclaro antes, algunas de estas posturas sonarán a que llevo puesto un gorro de papel aluminio en la cabeza mientras redacto estas líneas.

Políticas realmente oscuras…

Si alguno piensa que hay un plan que se maquina en contra de la Iglesia, está en todo lo correcto. Para prueba, bastará con ver el Plan del Futuro presentado por las Naciones Unidas (n.d.) el pasado mes de septiembre. Los primeros seis puntos del Plan son de preámbulo, realmente no vale la pena detenernos en ellos. No obstante, el séptimo punto reza que se buscará «construir sociedades pacíficas, justas e inclusivas», sin especificar qué quieren decir con justas, bien puede ser un término político para referirse a la promoción de las democracias directas, un asunto económico para referirse al salario de la clase trabajadora, o un tema social para apuntar a la actitud que debe de haber -según ellos- a alguna acción particular, como podría ser el genocidio de niños. Lo sé y, lo advertí. Dije que sonaría a que yo mismo me he puesto un gorro de papel aluminio -no lo confirmaré ni lo negaré-. No obstante, ¿qué otra cosa podrían estar diciendo? Ellos mismos nos levantan sospechas cuando el siguiente punto, el octavo objetivo dice que buscarán «la igualdad de género y el empoderamiento de todas las mujeres y niñas» y el decimonoveno reza también «aceleraremos el cumplimiento de nuestros compromisos sobre las mujeres». Si bien, podremos tener tenores en tanto al tema de la igualdad, ¿qué poderes le faltan a las mujeres? ¿qué derechos aún no reciben las niñas? ¿qué compromisos se han hecho a las mujeres en este presente mundo secular y progresista? No hay mayor ciego que el que no quiere ver.

Al mismo tiempo, en el mundo se ha levantado una ola de progresismo que, teorías económicas aparte, ha convertido al Estado mismo en una entidad juzgadora de lo que es moral y lo que no (Lievesley, 2024), una total usurpación de las labores del Espíritu Santo (Gal. 5:22-23 cp. Os. 14:8; Ro. 6:22; Fil. 2:13) y, por lo tanto, de la Iglesia misma, como sal y luz en este mundo (Mt. 5:13-16). Si alguna prueba me es requerida, solo observemos los eventos de cultura -entiéndase, religión- que promueven de las etnias originarias. Es muy distinto vestir un bordado que ‘representa las montañas y el agua corriendo para nutrir la tierra’ a ‘pedirle a la madre tierra y a las montañas que traiga agua para que nutra a su gobierno’. Mientras que un creyente sabe que el segundo es, en definitiva, una violación abierta al primer y segundo mandamiento (Ex. 20:3-5), cualquier secular progresista defendería esto bajo la fantasiosa excusa de que es justicia social. Por cierto, observen que no mencioné izquierda o derecha porque, para sorpresa de nadie, en el espectro político actual de nuestro país no existe el concepto de ‘moral’, de modo que los colores representan únicamente programas económicos o asuntos de política social. Dios nos conceda de vuelta aquellos días donde los creyentes éramos escuchados en las altas tribunas, donde Él era mencionado para Su Gloria -y el ardor de uno que otro celoso del Estado laico, Dios le conceda el arrepentimiento-. 

Sobre la masonería, debemos ser muy cuidadosos. Y, esto no porque nos estén vigilando por aire, tierra y mar, sino porque mucho se ha dicho de este grupo que, bien pueden ser verdad, bien pueden ser rumores. Por ejemplo, sabemos que la masonería formal -como la conocemos hoy- nació en los gremios franceses e ingleses del s. XVIII (Gruber, 1907-1913), aunque es posible que pueda ser rastreada al Egipto del 300 aC (Hawkins, 1908–1926) y, aún esto con varios asteriscos de historicidad dudable. Su principal objetivo era, como la de cualquier gremio, el apoyo mutuo, el crecimiento y desarrollo de sus miembros en la sociedad, y la camaradería. ¿Significa esto que la masonería está libre de pecado? Definitivamente, no. Al haberse consolidado como una hermandad de virtud y búsqueda de la verdad, está en directa competencia con la Iglesia, que proclama tener la Verdad revelada plenamente en las Escrituras (1 Ti. 3:15). Del mismo modo, habiendo varios hombres con capacidad política y económica, es casi natural que algunos dentro de su hermandad busquen su apoyo y, obedeciendo sus principios como organización, estos responden dichas solicitudes, creando conflictos de interés para aquellos que estamos afuera de las puertas de la geometría. Es posible que dentro de estos favores de hermano a hermano algunas esferas históricas contra la iglesia se hayan puesto a rodar; sencillamente, ni ellos, ni nosotros, podemos asegurarlo a plenitud. Lo que sí podemos decir es que, conspiraciones aparte, todo este interés por lo virtuoso y lo verdadero, pero en secreto, por más virtuoso que parezca, es mero gnosticismo (Gal. 1:6-7; 3:1; Col. 1:27-28; 2:8-9), directamente -la institución- o indirectamente -sus miembros- desconociendo de facto la infalibilidad de las Escrituras (Mt. 7:26-27).

Quizás la amenaza más grande que tiene la iglesia hoy es una de las conspiraciones más sutiles pero que, los mexicanos hemos podido descubrir que es cierta; me refiero al cuarto poder, es decir, la manipulación de los medios masivos de comunicación, incluida la educación popular misma -porque también es un medio de comunicación, la queramos llamar así o no-. Es a través de los medios de comunicación que las generaciones futuras están siendo programadas sistemáticamente para negar a Dios, no solo por naturaleza (Jn. 3:6 cp. Sal. 14:1), sino también por conciencia colectiva (Jud. 4 cp. Hch. 19:28, 34). Aquella persona que crea que estoy delirando -o como dicen mis amados hermanos de la PBA, diciendo pavadas-, que vea si los niños ven caricaturas edificantes, aprendiendo a hacer un juicios morales sólidos, o si los están adoctrinando para ser más tolerantes o, como ellos gustan de decir, inclusivos. Les recuerdo que, solamente con el arte de la repetición y la difusión, pasamos en una sola generación de considerar las crisis de género un problema psiquiátrico, a celebrarlo como una loa a la identidad. Hoy, sus hijos están siendo bombardeados con propaganda en favor del genocidio a sangre fría de niños en el vientre materno; no nos sorprendamos si la generación de los nietos está considerablemente reducida por algo que ‘ya no es pecado’ (Is. 5:20).

…ciudadanos verdaderamente iluminados.

Como pudimos observar, realmente aquellos loquitos que se colocan gorros de papel aluminio no están tan locos como pensamos -hay algunos que sí, pero no están locos por esto en particular, aún así, los amamos mucho-. Si bien, no hay un grupo ultrasecreto de gente ‘mitad hombre, mitad reptil’ que a través del control masivo de las fraternidades y uso de triángulos ha logrado controlar la alimentación mundial, o tampoco que los gobiernos del mundo llevan toneladas de comida a una base secreta en el lado oscuro de la Luna, donde se reúnen con marcianos, sí que hay conspiraciones que son ciertas. Tanto así que hay quienes creen que el mismo círculo de poder inventa conspiraciones absurdas para que se mezclen con aquellas que son reales y, aunque quizás suene a que me uniré al grupo de los descabellados, no suena tan imposible. 

Sin embargo, recordemos que estamos hablando del peligro que la iglesia enfrenta a aquellas cosas que sí están presentes en nuestros días, sean confirmaciones de una especulación o una desagradable sorpresa. Ante todas ellas, debemos siempre tener presente que no importa que clase de agenda política, económica, social o de cualquier otra índole se impone en esta tierra, la existencia de la Iglesia nunca estará en peligro real. Puede que nosotros, como individuos, podamos ser señalados, increpados, juzgados, sentenciados e incluso hasta ejecutados (Mt. 5:10-11) pero, así como ellos tienen sus hermandades y sociedades, nosotros somos parte de algo mucho más grande que nosotros, el Cuerpo de Cristo (1 Co. 12:27; Col. 1:18) y eso, eso es sencillamente indestructible (Is. 2:2-3; Dn. 7:13-14 cp. Mt. 13:41; 2 Co. 6:16).

La historia es prueba del principio. La iglesia ha sobrevivido a la persecución romano-judía de los primeros cinco siglos, al fuerte avance del movimiento musulmán de los siglos VIII y hasta el s. XI, a la corrupción institucional-política que corrió del s. XI hasta el s. XV, a la persecución inquisidora y contrarreformadora de los s. XVI-XVIII, así también a las revoluciones republicanas de los ss. XVII-XVIII, al modernismo pseudocientífico del s. XIX, al comunismo del s. XX y, aún hoy sigue firme ante el progresismo occidental del s. XXI. Amados, la iglesia está en buenas Manos, porque son las Manos de Cristo las que la protegen (Jn. 16:33).

Ahora que terminó el mes de la Reforma quisiera terminar con ese verso tan determinante con el que Lutero cierra su loa. Para aquellos que recuerden aquél artículo acerca de la ciudadanía Celestial del cristiano, éste debe ser su canto de guerra:

Nos pueden despojar de bienes, nombre, hogar; el cuerpo destruir, mas siempre ha de existir de Dios, el Reino Eterno, ¡Amén!

A Dios sea la Gloria.

Fuentes de Consulta.

United Nations. (n.d.). Pact for the Future - United Nations Summit of the Future | United Nations. https://www.un.org/en/summit-of-the-future/pact-for-the-future

Lievesley, G. (2024). Democracy in Latin America: Mobilization, power and the search for a new politics. In Democracy in Latin America. Manchester University Press.

Gruber, H. (1907–1913). Masonry (Freemasonry). En C. G. Herbermann, E. A. Pace, C. B. Pallen, T. J. Shahan, & J. J. Wynne (Eds.), The Catholic Encyclopedia: An International Work of Reference on the Constitution, Doctrine, Discipline, and History of the Catholic Church: Vols. I–XV. The Encyclopedia Press; The Universal Knowledge Foundation.

Hawkins, E. L. (1908–1926). FREEMASONRY. En J. Hastings, J. A. Selbie, & L. H. Gray (Eds.), Encyclopædia of Religion and Ethics: Vols. I–XIII. T. & T. Clark; Charles Scribner’s Sons.