Dios, lxs cristianxs y la LGBT.

2024: La redefinición del orgullo.

Este tema de nuevo. Sin lugar a dudas, el activismo LGBT ha incrementado dramáticamente en los últimos años. Con el alza del progresismo, la política social de izquierdas y ideal libertario de “vivir y dejar vivir” la comunidad de las diversidades sexuales vive hoy en el paraíso y comodidad totales para impulsar la agenda que ellos deseen en la sociedad. Y no me malentiendan, no hablo de términos políticos únicamente. Este tema ha cruzado las puertas del Congreso al punto de enseñarse en las escuelas, aplaudirse en los eventos, gritarse en las manifestaciones, celebrarse en los conciertos, pintarse en las empresas, propagarse en las redes sociales y, lamentablemente, ahora predicarse en las iglesias. Es impresionante que el lenguaje inclusivo, las banderas del orgullo, la afirmación de la diversidad sexual y el matrimonio igualitario hayan alcanzando al último bastión de la moral bíblica que había en la sociedad, las iglesias.

Sin embargo, esta lucha no es nueva. La trinchera del Señor Jesús ha estado firme contra toda agenda LGBT desde mucho antes, incluso, de que el ministerio del Salvador comenzara. Esta pelea, aunque creciente, no es nueva; y aunque vemos a varios ‘hermanos’ abandonar la fe una vez dada a los santos, hay quienes siguen contendiendo ardientemente por esa fe (Jud. 1:3). Por más que Satanás trata de desintegrar la Iglesia de Cristo, es la Palabra del Rey la que defiende a la Novia (Mt. 4:10), le provee de argumentos para vencer al maligno (Sal. 119:11), la consuela por aquellos que se van (1 Jn. 2:19-20) y le recuerda que el Novio viene pronto (Ap. 1:3), animándola así a perseverar hasta el día final (Ap. 22:7, 11-12).

Así, en este artículo quisiera viajar en el tiempo, exponiendo brevemente dos argumentos erróneos -pero de los más fuertes- que utiliza el ‘cristianismo progresista’ -si es que semejantes palabras pueden ir juntas- para afirmar a la comunidad LGBT, al tiempo que los desmentimos, a fin de izar en alto, no la bandera del orgullo LGBT, sino la del Pacto de Dios con Noé, la bandera de la Misericordia, el Perdón y la Compasión con aquellos que vuelven a Él.

2014: Dios ama a los homosexuales.

Matthew Vines, por mucho, cruzó la línea entre lo que considerábamos una postura progresista en la iglesia y el nuevo movimiento postmoderno. Sus artículos sobre ideologías de sociedad, el pecado y la ética humana son una loa al pecado, disfrazado de una celebración a la extensión creativa de la creación de Dios. En su famoso libro “Dios y el cristiano gay”, Vines (2014) defiende su postura homosexual argumentando que la biblia tiene “referencias al comportamiento entre personas del mismo sexo… negativas, [pero] el concepto de comportamiento entre personas del mismo sexo en la Biblia es exceso sexual, no orientación sexual”, citando también -y muy fuera de contexto- el texto paulino de la no-acepción (Gal. 3:28) para decir que, en Cristo, no hay hombre ni mujer. Sin duda, su mensaje de ‘Dios me ama tal y como soy’ ha llegado a secuestrar la idea del odio por el pecado, la cual quisiera desarrollar brevemente.

En lo teológico, Dios ama y Dios aborrece.

Es impresionante encontrarnos con hermanos que nos dicen que son “afirmantes” e “inclusivos”, argumentando que Dios es todo amor, pero significando que Dios es solo amor y ninguna virtud más. Sumado a Vines, muchos se han levantado para asegurar que 1 Jn. 4:6 es el único argumento válido en este debate pues, si Dios es amor y ama profundamente a los homosexuales, ¿por qué nosotros los odiamos tanto? La respuesta es sencilla: Eso es mentira, Dios tiene ira hacia el pecado y sus actores.

Dios es Santo (Lv. 19:2). ¡Es más! ¡Dios es Santo, Santo, Santo! (Is. 6:3; Ap. 4:11). Ante su sola Presencia el pecado no puede estar ni sostenerse en pie (Hab. 1:13a) de forma que, aunque en su Omnisciencia Él conoce qué es el pecado, jamás ha convivido, aprobado, participado ni practicado el pecado (2 Co. 5:21a). Dios ama todo aquello que es bueno (Gn. 1:31) y, si esto es verdad -y lo es-, entonces debe aborrecer todo aquello que se levanta contra lo que es bueno, es decir, lo malo (Gn. 3:14 cp. Jer. 50:13; Os. 13:11; Nah. 1:2; Ro. 1:18). Esto es sencillamente porque lo contrario al amor no es la ira, sino la indiferencia (Lane, 2018). La ira, antes que contrario, es complementario al amor.

Así entonces, Dios sí que puede tener ira y expresar enojo contra el pecado y, naturalmente, contra aquellos que lo cometen con indiferencia y dolo (Lv. 20:13; Sal. 5:5; Pr. 6:16-19; Os. 9:15). Tenemos un Dios que es lento para la Ira y grande en Misericordia (Sal. 103:8) pero, ¿cómo puede expresar Misericordia si no hay un juicio presente sobre el pecador? ¿cómo puede existir la clemencia donde primero no ha habido justicia?

En lo natural, nosotros amamos y nosotros odiamos.

Así como nuestro Dios, nosotros amamos (1 Jn. 4:19). Y, así como Él aborrece el pecado, nosotros somos llamados a corresponder del mismo modo (Ro. 12:9) y es que, cuando uno está en Cristo, ¡esto debe ser casi un proceso natural (cp. Ro. 7:7-8)!

Ahora bien, no es como que esto sea nuevo en el hombre. En un matrimonio secular, el marido ama a su mujer e igualmente aborrece que algún hombre la trate de cortejar; una madre ama a sus hijos e igualmente aborrece que alguien les cause algún daño; en un instituto, un médico que ama el bienestar de la salud de sus pacientes aborrece que los mismos tengan hábitos autodestructivos y nocivos; una profesora que ama a sus alumnos aborrece que ellos sean indiferentes a su futuro y echen por la borda sus vidas en pasatiempos infructuosos; en los negocios, un hombre que creó su empresa ama verla crecer en medio del mercado y aborrece que los demás jueguen sucio para sobre ponerse, y un empleado ama su posición aborrece que su trabajo no sea dignificado por sus superiores o sus iguales. Entonces, un hombre puede mostrar amor e ira como correspondientes.

Por lo tanto, demostrado queda que, tanto que Dios puede aborrecer -y aborrece- profundamente al pecado y al pecador, como que el hombre también puede mostrar amor y aborrecimiento al mismo tiempo.

Dios ama al mundo que creó (Gn. 1:31), pero el mundo que creó no le ama a Él (Jn. 1:11; Ro. 1:21, 25-27). Por esto, Dios simplemente respondió dejándolos ‘libres’ en su pecaminosidad (Ro. 1:28) la cual se apoderó de ellos y los esclavizó nuevamente (Ro. 1:28; 3:12-17).

1946: Técnicamente no es pecado ser “homosexual”.

Particularmente este año resurgió el famoso debate de la traducción de 1 Corintios 6:9 (Ho, 2023), donde Pablo reza que “no heredarán el reino de Dios… los homosexuales”. El texto original griego (ἀρσενοκοῖτης / arsenokoitis), aseguran, implica más una actitud predatoria o agresiva, antes que la intimidad con alguien del mismo sexo, de modo que las Escrituras han sido mal traducidas al inglés -el idioma de los activistas- y deben ser corregidas, siendo la primera vez que la palabra homosexual aparece en las Escrituras es en 1946, en la Revised Standard Version (RSV). Nunca antes, en toda la historia de la humanidad, algo como la traducción de la palabra ‘homosexual’ ha sido puesta en tela de juicio, sino que previamente se ha discutido si la homosexualidad es un pecado en el contexto actual (Gagnon, 2002) o si realmente las Escrituras condenan solamente las prácticas de perversión en la intimidad homosexual y no sencillamente el amor (Wink & Levine, 1996). Sin duda, un tema que requiere un poco de aclaración.

La traducción: Homosexual.

En primer lugar, apelando a que ‘no se ha traducido así antes’ la Biblia del Oso de Casiodoro de Reina (1569) traduce ‘los que se echan con machos’ -cp. 1 Co. 6:9 (RV1569)-. La revisión de Oxford de Reina-Valera (1862) traduce sodomitas -igual que la traducción Torres Amat de la Vulgata (1825)-. La Reina-Valera de las Sociedades Bíblicas Unidas “Reina-Valera 1909” traduce ἀρσενοκοῖτης como afeminados (cp. 1 Co. 6:9, RV1909). Si somos técnicos, el argumento de que el término textual ‘homosexual’ no estaba en la Biblia antes, es correcto. Sin embargo, ¿como esperaban que la Biblia introdujera en su lenguaje una palabra que se concibió un siglo atrás en Alemania, en 1868 (Fray, 1990)?

El diccionario Louw-Nida (1996) concluye que esta expresión griega ἀρσενοκοῖτης (arsenokoitis) literalmente alude a la relación íntima entre dos varones, a lo que coinciden García Santos (2016), Liddell (1996), Strong (2009), Bullinger (1908), Bloomfield (1840) y Brannan (2001). Este último (Brannan, 2020) destaca que el término probablemente aludía más al “participante activo” en la intimidad, contraste al pasivo, quien recibía el término μαλακός (malakos, de donde nosotros obtenemos la expresión ‘marica’). Souter (1917) es la excepción a la regla, definiendo el término como pederastia.

Son de destacar las definiciones de Ortiz (2000), Tuggy (2003), Swanson (1997) y Hickie (1911) quienes, si bien coinciden con los demás autores, resaltan particularmente el uso de ἀρσενοκοῖτης (arsenokoitis) en 1 Ti. 1:10, un pasaje que junta éste término con el vocablo πόρνος (pornos, de donde nosotros obtenemos la palabra ‘pornografía’), refiriéndose a toda clase de perversión sexual. La pregunta es clave; si ellos dicen que ἀρσενοκοῖτης (arsenokoitis) es ‘perversión sexual’, ¿por qué Pablo se repetiría en este versículo diciendo lo mismo respecto del quebranto de toda la ley (1 Ti. 1:9-11)? Sencillamente, porque ἀρσενοκοῖτης (arsenokoitis) significa homosexual.

Teófilo de Antioquía (Roberts, 1885) utiliza el mismo término en su carta a Autólico (Theoph., Autol. 1.2) para cuestionar la vida en integridad del destinatario, argumentando que es requisito para conocer a Dios no ser ‘adúltero, o fornicador’ entre otros calificativos, aumentando nuestra seguridad de que el término sí significa lo que la RSV traduce como ‘homosexual’.

El significado: Homosexual.

En segundo lugar y, aún más importante, aunque el término explícito ‘homosexual’ no esté en las Escrituras, no hace de la concepción del mismo como pecado, falsa. En las Escrituras vemos doctrinas que no son nombradas directamente pero que claramente son bíblicas; ejemplos son la Trinidad (Mt. 3:17, 2 Co. 13:14), el Pacto de la Redención (Jn. 17:1, 4) o la desobediencia civil (Hch. 5:29). En el caso del homosexualismo, sí que hallamos varios pasajes que clarifican que toda desviación sexual fuera de la intimidad de un hombre y una mujer en matrimonio, sin excepciones, es pecado; tanto por la afirmación del matrimonio único (Gn. 2:18, 24; Pr. 18:22; Ef. 5:33), así como la explícita prohibición de la perversión del mismo (Lv. 18:6-18, 22-23; 20:10-21; Dt. 22:22-30; 23:17; 27:20-23 cp. He. 13:4).

En otras palabras, el hecho de que el término homosexual no haya sido acuñado ni adoptado por la teología académica no significa que sea su definición esté expresamente definida en las Escrituras, de modo que se pueda considerar su práctica como pecaminosa. El homosexualismo, aún si no es mencionado como tal en las Escrituras, es pecado porque no es un reflejo de la Santidad de Dios (cp. 1 Pe. 1:16).

33 dC: El Amor sí vence. 

El mundo, tristemente, niega por completo la Autoridad de nuestro Señor. El secularismo, la justicia social, el progresismo postmodernista, la falsamente llamada ciencia del alma, las terapias psicológicas de autopercepción y aceptación han abierto finalmente al mundo a una esclavitud ciega e inconsciente hacia Satanás mismo.

Hoy el mundo no adora a la serpiente, a Baal, a Moloc o a Apolo; el mundo adora al secularismo, sus profetas son los pseudocientíficos, sus biblias son los estudios ambientalistas, sus alabanzas son los coros de las manifestaciones, sus dispensaciones son los avances tecnológicos, sus promesas son la ‘verdad’ que ellos perciben y su cielo es el place que de todo esto deriva. Amados, no cabe duda que estamos cada día más cerca de que el mundo feliz de Aldous Huxley y la Oceanía de George Orwell sean libros proféticos, y no de ciencia ficción.

Ahora, ¿hay algo que podamos hacer como iglesia? ¡Desde luego! Debemos amar a la comunidad LGBT, aún me atrevo a decir que debemos amarlos más de lo que el mundo los ama. Debemos amarlos tanto, que estemos dispuestos a decirles la verdad: Cristo les está llamando como a nosotros nos llamó «ven, sígueme» (Dt. 5:33; Jn. 8:12). Debemos amarles tanto, que entiendan que no les odiamos, ni deseamos que se alejen de nosotros, ¡todo lo contrario! Debemos amarles al punto de que noten que lo único que les hacía falta en su vida era el Amor de Cristo, el cual está presente en su Iglesia fiel (Col. 3:14 cp. Gal. 5:22).

Finalmente, si alguna persona de ésta comunidad llegó hasta este punto, quiero felicitarle enormemente -porque leer un artículo así de extenso con argumentos teológicos en contra de sus prácticas, es francamente admirable-. Pero también deseo extenderle la invitación que, estoy seguro, la Iglesia de cristo puede hacer al unísono conmigo:

Te amamos. Te amamos tanto que nos preocupa hasta las lágrimas y la constante intercesión en oración tu salvación. Eres alguien creado a imagen del Dios Vivo y Verdadero (Gn. 1:26), alguien que esta pronto a hallarse delante del Trono de Dios para reencontrarse con su Creador (2 Co. 5:10). El Señor te juzgará, así como lo hará conmigo, conforme a las obras que cometimos (Ap. 20:13), de las cuales debemos aceptar, hay errores en ellas. Tú y yo hemos pecado -porque no hay hombre perfecto (Ro. 3:10)-, y dado que Dios demanda la perfección -porque Él es perfecto (Mt. 5:48)-, nadie puede alcanzar la salvación (Ro. 3:23). Sin embargo, hay una esperanza en Cristo Jesús, quien es capaz de interrumpir el juicio en tu contra, y no solo interrumpirlo, sino desestimarlo; no porque sea injusto, sino porque Él puede abogar por ti (1 Jn. 2:1) llevando la consecuencia de tus faltas en sus hombros, dándote a ti Su Galardón (2 Co. 5:21). Lo único que esto demanda de ti es una sola cosa: «Arrepiéntete» (Mt. 4:17), reconoce tus faltas delante del Señor, declina tu orgullo en favor del Clemente, y concede tu derrota delante del Misericordioso. Amigo, estás pecando ante un Dios Santo (Ro. 2:5), Dios quiere tener misericordia de ti a pesar de tu pecado (Ef. 2:4-5). Podrás decir que así naciste y, ¡no podría estar más de acuerdo! Yo reconozco contigo que así naciste, pero es necesario que nazcas de nuevo. Cristo me llamó a mi con las palabras más dulces y, las pongo delante tuya para que, si mis argumentos no han sido suficientes, sea Su Voz la que resulte suficiente y perfecta para convencerte y venir a Él; ven. 

El Espíritu y la esposa dicen: «Ven». Y el que oye, diga: «Ven». Y el que tiene sed, venga; y el que desee, que tome gratuitamente del agua de la vida. (Ap. 22:17, NBLA).

A Dios sea la Gloria.

Fuentes de Consulta.

  • Ho, V. (2023, December 1). Did Christian homophobia come from a mistranslation of the Bible? The Guardian. https://www.theguardian.com/film/2023/dec/01/christian-homophobia-bible-mistranslation-1946-documentary

  • Gagnon, R. A. (2002). The Bible and homosexual practice: Texts and hermeneutics. Pro Ecclesia, 11(3), 377-379.

  • Wink, W., & Levine, A. J. (1996). Homosexuality and the Bible. Fellowship Bookstore.

  • Shlemon, A. (n.d.). The Claim about Homosexuality in the Film 1946 Is Irrelevant. https://www.str.org/w/the-claim-about-homosexuality-in-the-film-1946-is-irrelevant

  • Féray, J. C., Herzer, M., & Peppel, G. W. (1990). Homosexual studies and politics in the 19th century: Karl Maria Kertbeny. Journal of homosexuality, 19(1), 23-48.

  • Louw, J. P., & Nida, E. A. (1996). En Greek-English lexicon of the New Testament: based on semantic domains (electronic ed. of the 2nd edition.). United Bible Societies.

  • Ortiz, P., V. (2000). En Concordancia manual y diccionario Griego-Espanol del Nuevo Testamento. Sociedades Bı́blicas Unidas.

  • Tuggy, A. E. (2003). En Lexico griego-español del Nuevo Testamento. Editorial Mundo Hispano.

  • Swanson, J. (1997). En Diccionario de idiomas bı́blicos: Griego (Nuevo testamento) (Edición electrónica.). Logos Bible Software.

  • García Santos, A. Á. (2016). ἀρσενοκοίτης. En Diccionario del griego bíblico: Setenta y nuevo testamento (2.a edición revisada y ampliada, p. 121). EVD.

  • Brannan, R., ed. (2020). En Léxico Lexham del Nuevo Testamento Griego. Lexham Press.

  • Brannan, R., ed. (2011). The Lexham Analytical Lexicon to the Greek New Testament. Logos Bible Software.

  • Liddell, H. G. (1996). En A lexicon: Abridged from Liddell and Scott’s Greek-English lexicon. Logos Research Systems, Inc.

  • Souter, A. (1917). En A Pocket Lexicon to the Greek New Testament. Clarendon Press.

  • Hickie, W. J. (1911). En Greek-English Lexicon to the New Testament: After the Latest and Best Authorities. The Macmillan Company; Macmillan & Co., Ltd.

  • Strong, J. (2009). En A Concise Dictionary of the Words in the Greek Testament and The Hebrew Bible. Logos Bible Software.

  • Bullinger, E. W. (1908). En A Critical Lexicon and Concordance to the English and Greek New Testament (Fifth Edition, Revised). Longmans, Green, & Co.

  • Theophilus of Antioch. (1885). Theophilus to Autolycus. En A. Roberts, J. Donaldson, & A. C. Coxe (Eds.), & M. Dods (Trad.), Fathers of the Second Century: Hermas, Tatian, Athenagoras, Theophilus, and Clement of Alexandria (Entire) (Vol. 2). Christian Literature Company.

  • Bloomfield, S. T. (1840). En A Greek and English Lexicon to the New Testament. Longman, Orme, Brown, Green, & Longmans.

  • Vines, M. (2014, June 11). 10 reasons God loves gay Christians. TIME. https://time.com/2842044/gay-christians/

  • Lane, T. (2018). Ira de Dios. En M. Ward, J. Parks, B. Ellis, & T. Hains (Eds.), Sumario Teológico Lexham. Lexham Press.

  • Shogren, G. S. (2016). IRA (2). En S. Pagán, D. G. Ruiz, & M. A. Eduino Pereira (Eds.), Diccionario Bíblico Eerdmans (pp. 896-897). Editorial Patmos.

Alfonso I. Martínez

Estudiado en TMAI, maestro dominical y escritor académico y de ocio, Poncho decidió fundar el ministerio de "Teología Para Todos" como una apertura e introducción de la teología académica para la comunidad laica de habla hispana, sosteniendo que ésta es esencial para el cristiano que desea conocer a Dios. Se dice discípulo de John Owen.

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