Magna Scriptura Dei.

Honor a quien honor merece.

Este artículo es una recopilación de los datos que mis hermanos de la Iglesia Cristiana “Luz Admirable” compartieron respecto de las Escrituras como parte de una tarea asignada en su clase de “Hermenéutica”. Dado que estoy casi seguro que varios están tomando lectura de este escrito, aprovecho para agradecerles profundamente sus comentarios e intervenciones. Escucharles hablar de este libro es precisamente lo que ha inspirado lo que hoy ven como resultado. A ustedes, ¡gracias!

Ahora, sobre este artículo, debo aclarar que no es como los demás. En él no trato de ser exegético, analítico o académico, como comúnmente me gusta expresarme por este medio. El día de hoy quiero abrir mi corazón y sentimientos a ustedes, revelando mis sinceros pensamientos acerca de la Palabra de Dios que está entre nosotros. Este libro Sagrado que contiene mucho, por no decir que lo contiene todo. En los siguientes párrafos podrán leer cada dato de la Escritura que permanece presente en mí y que, con la mano en el corazón, me hacen recordar los versos de Gustav Boberg “mi corazón entona la canción: ¡Cuan Grande es Él!”.

Escuchar todos y cada uno de los siguientes datos debería evocar en nosotros un sentimiento de satisfacción, seguridad y esperanza que flamee ardiente y contundente en el corazón; no porque nosotros tengamos conocimiento de los datos per se, sino porque son verídicos y, siendo así, no solamente confirman que nuestro Dios caminó entre nosotros hace dos mil años, sino que alientan al alma con que Él sigue entre nosotros, por medio de Su Espíritu Santo.

El Libro contra los demás libros.

Biblia viene de βιβλίον, que a su vez viene de los términos βύβλος (byblos), que es ‘papiro’ e -ιον, (ión) que es un diminutivo. Por lo tanto, esta compilación de sesenta y seis escritos es, irónicamente llamada un ‘pequeño papiro’. No cabe duda que, quien quiera que le dió este nombre por primera vez en la historia, quizás pensó en las palabras de Juan mientras lo hacía, pues el apóstol dijo algo muy similar cuando enunció que “hay también muchas otras cosas que Jesús hizo, que si se escribieran en detalle, pienso que ni aun el mundo mismo podría contener los libros que se escribirían” (Jn. 21:25).

Toca todos los temas de interés filosófico del hombre, desde la existencia de todas las cosas (Gn. 1:1), el final de todas las cosas (Ap. 22:3-5), atravesando por la misma pregunta del existencialismo, el fin y propósito del hombre (Ec. 12:13). Sin lugar a dudas, todos los temas orbitan el tema central de las Escrituras, que es Cristo Jesús mismo (Jn. 5:39). Ningún libro, ni siquiera los grandes tomos de enciclopedias, sean éstas virtuales o físicas, pueden jactarse de haber tocado y tratado cada tema de la humanidad en un solo volumen, mucho menos en una sola edición, como es el caso de la Santa Palabra de Dios.

Pese a que hay novelas que llegan incluso a triplicar el tamaño en contenido de las Escrituras, ninguna obra producida por el hombre puede igualarla en diversidad literaria, contando con más de diez géneros literarios distintos, cruzando por los cuatro principales géneros literarios (épico, lírico, dramático y didáctico). Ninguna otra obra en el mundo tiene tantas referencias cruzadas, calculando que se relaciona con ella misma en, al menos 63,779 ocasiones.

El Libro contra el tiempo.

La Biblia, sin lugar a dudas, trasciende en el tiempo. Fue escrita en la lengua menos popular durante el tiempo de las “cuatro civilizaciones” -es decir, en hebreo-, en la lengua más controversial durante el imperio babilónico -el arameo- y en la lengua antigua más estudiada del mundo -el griego-. De éstas tres, dos permanecen vivas, considerando que evolucionaron al hebreo y griego actuales, de modo que no es difícil, mucho menos imposible, conocer su significado original en su lengua original.

Este pequeño libro fue escrito en un rango de tiempo mayor al milenio, siendo que los historiadores datan el periodo de escritura entre el 1500 aC y el 95 dC, un total probable de sesenta generaciones. De este modo, las profecías más antiguas del antiguo testamento que proyectaban circunstancias milenarias fueron cumplidas antes incluso de que se terminara de redactar y compilar las Escrituras. 

La compilación de las Palabras de Cristo fue escrita por más de cuarenta autores, y no solamente por eruditos de sus épocas. Filósofos, pastores, estadistas, políticos, reyes, ministros, esclavos, profetas, pastores, pescadores, agricultores, comerciantes, recaudadores, navegantes, médicos, músicos y demás oficiantes contribuyeron a la redacción del Libro Sagrado. Como consecuencia, son muchas las circunstancias donde este libro fue redactado; fue escrito durante la guerra y la paz, durante la abundancia y la sequía, en el desierto y en el oasis, en palacios y cuevas, en campos y en tiendas de comercio, durante las batallas y en medio de los negocios. 

Asimismo, la geografía no fue rival para la no-temporalidad de la Palabra de Dios. Fue escrita, de su punta más occidental a la más oriental, en una extensión aproximada de tres mil cien kilómetros, cruzando por Asia, África y Europa. Fue redactada en, al menos diez países -contemporáneos-, en medio de varios posibles viajes entre continente y continente, usando múltiples materiales y métodos de escritura.

Es, de lejos, el libro más conocido en la historia humana. El tiempo ha sido testigo del desarrollo y expansión de la Biblia como la levadura en la masa. Es el libro que más se ha traducido en la historia, contando con más de dos mil ochocientas lenguas en las que se ha producido, incluyendo diversas lenguas de señas, lenguas muertas y lenguas inventadas -como el Esperanto o el Interlingua-. Es el libro que más veces se ha llevado al espacio, el principal artilugio de las cápsulas del tiempo estelares y el único libro en la historia en haber sido leído desde la luna.

Las Escrituras son el primer libro impreso en la historia. Antes de esto, solo existió en forma manuscrita, a lo que muchos historiadores coinciden, fue -y sigue siendo- el libro más copiado en la historia en esta forma. A pesar de esto, hay diez veces más copias antiguas y fieles de las Escrituras que la historia de Herodoto o las obras de Shakespeare. Su precisión a través del tiempo es sencillamente insuperable, de modo que hay obras de miles de páginas que se dedican exclusivamente a revisar las variaciones textuales de la Biblia, de las cuales principalmente hallamos omisiones en la ortografía, la puntuación y la repetición u omisión de palabras, no de contenido.

Si hemos de resumir a las Escrituras contra el tiempo, podemos invocar a François-Marie Arouet -mejor conocido como Voltaire-, quien pasará a la historia como el hombre que profetizo la muerte del cristianismo y de la biblia, pero que Dios en su Providencia tenía un plan distinto de modo que, después de su muerte, su imprenta personal se volvió una de las mayores distribuidoras de Biblias en toda Francia y Europa Central. Voltaire, así como el cielo y la tierra cada día, pasó, y Su Palabra sigue entre nosotros (Mt. 24:35).

El Libro contra la persecución.

La Biblia también es impresionante por su carácter sobreviviente. Si ésta fuese un soldado y cada persecución en la historia fuese una batalla, sería el campeón con más batallas vencidas en todo el registro de la humanidad. Las Escrituras han sobrevivido, aún teniendo escasas copias en existencia, a la feroz persecución romana del primer siglo; sobrevivió a la persecución islámica y el expansionismo de la filosofía y conquista musulmana; estuvo presente en latín, pero sus traducciones a lenguas vulgares sobrevivieron a la inquisición oscurantista; fue testigo y fiel sobreviviente de la ola de cuestionamientos a su carácter e influencia, producto del renacimiento; en los periodos más oscuros de Roma, se mantuvo firme ante la ilustración secular; logró escapar intacta y aún más extendida por el mundo durante las revoluciones anti-eclesiásticas de Europa Central; se defendió y creció ante el alza del modernismo filosófico euroasiático; no claudicó ni desapareció durante las sangrientas guerras napoleónicas; no pudo ser exterminada durante el auge del socialismo y del comunismo; ha conservado su fuerza y poder de expansión aún frente al postmodernismo; con el alzamiento de las izquierdas sociales, la Biblia sigue firme ante el progresismo, los movimientos escépticos del s. XX; y hoy sigue luchando contra la persecución del actual neoizquierdismo.

Las Escrituras tienen marcas insuperables en la historia, pero igualmente en la academia. Es el libro más copiado -entiéndase ‘plagiado’-, el texto más resaltado y estudiado, el libro más citado, el más vendido, regalado y, sorprendentemente, es el título más robado, tanto de bibliotecas como de librerías. Es el libro electrónico más consultado, el más enviado por correo postal y electrónico, el más referenciado en redes sociales, el más debatido en toda la historia, el más insultado y, como si esto fuera poco, el más olvidado de todos los tiempos -entendiéndose, el que más veces las personas responden ‘no recuerdo’ al pedir una cita del mismo-.

A pesar de su persecución histórica y activa, la Santa Palabra del Señor es el libro más contrabandeado en los países que prohiben su distribución. Se cree igualmente, es el libro más popular entre los países que la prohíben, de forma que Cristo es el objeto de fe más popular en los países prohibicionistas. Es el único libro que ha cruzado la frontera en costales de arroz, en rollos de papel higiénico, en cápsulas de medicamentos y sorpréndanse conmigo, en retratos de líderes comunistas. Como dato adicional, uno de los países con más restricciones al cristianismo, China, es el país que más biblias imprime en el mundo, la ironía de las cosas.

La Biblia es el libro por el que más hombres han dado la vida. Es simplemente imposible calcular el número de cabezas que han rodado o los litros de sangre que han corrido por copiar, traducir, distribuir, leer o predicar este libro. Sorprendente es, por otro lado, que a la luz de una hermenéutica sana -porque ha habido casos de falsos maestros-, la Biblia no tiene una gota de sangre adscrita a algún mártir o héroe que se haya inmolado por su causa. En otras palabras, nadie se ha suicidado por las Escrituras, todas su muertes han sido por fidelidad y persecución. Thomas Watson resume esto en una sola frase «la Gloria de Dios brilla en las cenizas de sus mártires».

El Libro contra sus enemigos.

La Escritura ha sido objeto -mas no víctima, pues se ha mantenido firme- de malas traducciones que buscan reacondicionarla, reestructurarla o incluso destruirla. Obras como la de Joseph Smith (JST), la Sociedad del Atalaya (TNM) y demás obras han surgido para querer probarla como errada. Todas han caído estrepitosamente, mientras que las letras en griego, arameo y hebreo siguen como columnas en el huracán, y lámpara en la oscuridad.

Grandes “arqueólogos” y pseudo-científicos (1 Ti. 6:20) han ido y venido con argumentos para “desmentir” a la Biblia, siendo así los héroes del ateísmo, el escepticismo y el postmodernismo. Sin embargo, la evidencia realmente científica -aquello que es observable y comprobable, no lo que es teórico- está en total acuerdo con lo que enseñan las Escrituras. ¡Aún más! La Escritura tiene datos que la ciencia descubrió que ésta ya asumía como verdaderos. Ejemplos son la forma de la Tierra (Is. 40:21-22; Pr. 8:27; Job 26:10), la suspensión de la Tierra en el cosmos (Job 26:7), la existencia de corrientes marítimas (Sal. 8:8), y muchos, muchos más.

Quam admirabile Opus Dei!

Dicendum est, non possum describere quam stupor sum tam mirabili scriptura, ut in timore et contemplatione huius libri. Haec est vere, Verbum Dei.

Amados, no puedo sino rebatir en gozo, alegría y emoción al considerar estos datos. Aún cuando la humanidad misma ha querido silenciar a Dios, Él ha hablado, y cuando Dios habla, la tierra misma guarda silencio (Hab. 2:20).

No hay forma humana de explicar cómo es que este libro, ¡este bendito libro! ha sobrevivido todo esto. Es imposible que esto sea un logro humano, ¡cuánto menos que fuese una vil coincidencia! No hay hombre, vivo o muerto, cuya pluma haya escrito algo que siquiera se acerque a los talones de esta obra, al menos a lograr una décima parte de lo que Dios ha hecho con Su Palabra. Y seguro estoy, mis hermanos en la fe, que ningún ateo lo seguiría siendo si considerara estos datos a la lente de la historia, la ciencia y la lógica.

Como lo mencioné en un principio, debemos estar orgullosos y con la frente muy en alto, porque, para la iglesia de Cristo, ésta es nuestra Constitución; para el ciudadano del Cielo, éste es el mapa de vuelta a Casa; para el soldado de la Armada de Cristo, éste es el Libro de Estrategia; para el pastor, éste es el Alimento para la congregación; para el muerto espiritual, ésta es la Vida; para el triste; éste es el Consuelo; para el cansado, éste es el Ánimo. 

La Palabra de Dios es tan sorprendente que, si alguien nos pidiera describirla en una sola palabra, debo confesar que fallaría en la tarea, porque mi personal respuesta es, desde entender lo que hoy leemos: “única e incomparable”. Es el Libro Divino, es la Vida misma en tinta, es la llave contra las cadenas, es el Aliento del Padre, es el Verbo de Dios, es la Obra del Espíritu Santo.

Sólo Tu Palabra firme es, la Roca fuerte en tempestad.
En cada línea hay verdad y Gloria en cada página.

A Dios sea la Gloria.

Alfonso I. Martínez

Estudiado en TMAI, maestro dominical y escritor académico y de ocio, Poncho decidió fundar el ministerio de "Teología Para Todos" como una apertura e introducción de la teología académica para la comunidad laica de habla hispana, sosteniendo que ésta es esencial para el cristiano que desea conocer a Dios. Se dice discípulo de John Owen.

https://twitter.com/alfonso_ima
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